
EPIFANÍA DE LA LUZ | Susan Fenton (1949-2018)
Miguel Flores Castellanos
«…la especie más noble de belleza no es la que irrumpe y atrapa de manera inmediata, la de los
ataques tempestuosos y embriagadores […], sino la que penetra lentamente, aquella que uno
se lleva consigo casi sin darse cuenta y que un día se nos aparece en sueños; aquella que, al
final, tras haber estado mucho tiempo y con modestia en nuestro corazón, se adueña por
entero de nosotros, nos llena de lágrimas los ojos y el corazón de anhelo». Nietzsche 1
Las palabras de Nietzsche son la mejor definición de por qué la obra de Susan Fenton no deja indiferente al observador, se hacen propias. Primero, causan admiración y luego incitan a meditar sobre lo que se ve y cómo se ve. Ella, como indica este filósofo, ha lanzado «la lenta flecha de la belleza». Estas fotografías penetran en el corazón de quien las ve, mostrando cosas simples que la cotidianidad las hace pasar desapercibidas en su esencia.
La presencia de la belleza no se puede negar en estas obras. Fenton contradice a Tristan Tzara, quien a principios del siglo XX expresó: «…la obra de arte no debe ser bella, o está muerta». Estas fotografías son una prueba de lo contrario. Estas obras de arte están vivas, con su iridiscente color, casi se pueden palpar los objetos que dialogan entre sí, percibir el aroma de la escena, provocado por las frutas o el incienso.
Para atraer la mirada del observador, como lo hacen algunas aves que despliegan el colorido de sus plumas para atraer pareja, las fotografías de Fenton, en primera instancia, atraen a quien las ve y le impactan por la poética del color, pero lentamente ante sus ojos presencia ante sí, la
epifanía de la luz. De la semioscuridad empiezan a emerger objetos gracias a la estratégica iluminación que se convierte en personaje y da vida al color que se encarna en cada una de sus obras. Conocedora de la historia del arte, hace de la luz una herramienta poderosa. Parece tener a Caravaggio como ángel de la guarda, guiando su mirada y la composición de cada fotografía.
Durante una entrevista videograbada, Fenton hizo posible adentrarse en su proceso creativo. Se le puede ver dirigiendo el visor de su cámara Hasselblad a pequeños escenarios creados en su estudio en Filadelfia. Parece estar inmersa en un gabinete de curiosidades: el nido de un pájaro, en su mano; una rama seca aquí; el busto de yeso allá; pequeñas conchas más allá. Además de ilustrar cómo crea sus obras, Fenton, hace evidente su interés por concentrar objetos que ve con peculiar valor estético.
La actual serie fue realizada en Guatemala, durante una temporada en La Antigua. Su pulsión por hacer imágenes la hizo improvisar un estudio y poner atención a cosas que los lugareños ven como algo trivial, he ahí la presencia del mango, la pacaya, hojas de maxán y de plátano, un rústico banquito artesanal de madera, telas y listones de color. Todos estos elementos cobran vida y presencia gracias a la luz, con lo que logra significados a develar por parte de quien las observa. Fenton hace reflexionar sobre el advenimiento de la luz y sus consecuencias sobre los objetos, que pinta de luz y, así, hace filosofía.
Esta colección de imágenes son el canto de un cisne. Son las últimas obras que Susan Fenton realizó y que hoy su familia comparte con amor.
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1. Nietzsche, F. (1986). La lenta flecha de la belleza. En Humano demasiado humano- Editores Unidos de México.
2. Tzara, T. (1999). Siete manifiestos Dadá. Barcelona: Tusquets Editores.
3. Thornton, J. (2012). Susan Fenton, fotógrafa. https://youtu.be/5_-TFaVv2oo?si=9TnRLb9CIBrVuGD3
4. Schmidt Dean Gallery.(2010). Susan Fenton pinta con luz. https://youtu.be/M497H6VEiVM?si=JShfkPerMgYUibBy