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Esta exposición es la tercera modalidad de una colaboración que comenzó hace más de un año a través de algunas conversaciones conduciendo en Nuevo México. Estas conversaciones, que giraban sobre la peculiar intimidad de sentarse lado a lado en lugar de frente a frente, se formalizaron como “las conversaciones del automóvil”. Estas conversaciones se convirtieron en serie de archivos de audio intercambiados entre Guatemala y Dallas, Texas, sobre la intimidad, sobre los códigos privados y sociales que permiten que las relaciones atraviesen territorios difíciles, sobre la postura física, el color, los materiales…De las debatientes, la primera es una artista de treinta y tantos años que negocia entre esferas personales, sociales, estéticas y culturales. El segundo es un artista de sesenta y tantos años, que negocia entre esferas personales, sociales, estéticas y culturales. Ambos intentan encontrar un territorio metafórico, formal y material, en el cual operar. Ambos están atados a sus historias individuales de creación. 

Pensado Desde mi Cuerpo representa la tercera manifestación de este trabajo, y es la que cumple su propósito de la manera más directa. En esta ocasión, el enfoque se centra en el interés por las pequeñas arquitecturas que albergan la experiencia, ya sea de una forma directa –contenedores simples, objetos de la mano- o indirecta –los espacios de exhibición, representación y vestuario- ambos procesos atados al cuerpo y su memoria, pero también a las culturas de producción, uso e intercambio social. También investiga los extremos de los gestos y la representación.

El tacto es fugaz, se encuentra en una superficie en la que una cosa se disuelve en otra y la frontera entre el sujeto y el objeto se pierde. El gesto es el principio de una forma, una acto que pide la posibilidad de un compromiso renovado, el proceso de la creación. Uno sostiene al otro.

La taza, con el tiempo, se recuerda lo que sostiene y cómo fue formada; solamente puede llevar ciertas cosas con ligereza, dada su naturaleza, y en la medida que sostenemos la taza, sostenemos esas cosas también, que no podríamos sostener, si no tuviéramos la taza. Una taza es un gesto, pero necesita una forma. Existe una arquitectura del interior y del exterior que se encuentran a lo largo de su frontera, su material. De esta forma, simples accesorios permiten una interacción o representación y refuerzan las fronteras de sus posibilidades, una co-evolución de su naturaleza o diseño y de la naturaleza y el diseño de la representación que permiten. Una tela es una segunda piel (o tal vez es la primera, la primera que se ve), nuevamente una arquitectura del interior, de cómo nos sentimos, y afuera, de cómo nos proyectamos. Todas las arquitecturas, todos los gestos, son recipientes de la memoria, una sumatoria de experiencias intuitivamente tabuladas por el cuerpo, el cuerpo que persigue una memoria. 

En el caso del tejido, es como si el telar fuera una página en blanco que permite que el cuerpo escriba lo que solamente éste puede recordad, algo a lo que la mente no puede acceder. 

Este intento de encontrar una estructura metafórica, un diálogo a través del material, el proceso, el acto y el gesto, cruza un cierto número de fronteras entre la identidad y voluntad individual y la colaborativa; de cómo los objetos y los gestos codifican aspectos del comportamiento social e íntimo; de la relación entre el objeto, el trabajo y la presencia (compare el trabajo que se requiere en la presencia de Rumpf, que es invisible en su presencia pero fuerte en el tacto, y el de las servilletas, visible en su presencia pero quedo en su tacto). Hemos buscado extremos, explícita e implícitamente, cada uno tomando múltiples posiciones y evitando roles. 

Una división a lo largo de la galería en diagonal: en un extremo, una serie de tactos entre materiales que permiten que un piso suspenda una tela, en el otro extremo, un enorme objeto que a través de su constitución y gesto, hace que un espacio lo contenga. ¿Cómo se instruye a una forma para que se convierta, ya sea a través de actos conscientes o inconscientes, o a través de su ambiente particular? ¿Qué está codificado en el color, en la soltura versus estructura y restricción? ¿Cuál es la relación entre el gesto (acto) y la forma (acto sostenido)? Estos son los ejes (existen otros) que hemos recorrido una y otra vez al montar esta exposición. 

Trabajos individuales y colaborativos:

En general, el trabajo más colaborativo en la muestra involucra el fieltro, el fieltro crudo de las frazadas de empaque, que es producido en Guatemala y en México Desde el principio decidimos que era un material común y simple en el que ambas encontrábamos consuelo.

De esto se desprenden una serie de reflexiones sobre la piel, la apertura, el tejido (que vive a partir de la creación de pequeñas aperturas), que ocupan de una forma más directa a Hellen Ascoli, y un conjunto de formas contenidas y estructuras construidas, que ocupan de una forma más directa a James Sullivan. El dibujo sirve de diagrama, de suma, y de la memoria de un acto. 

Hay secciones en las piezas para piano tardías de Beethoven, en las Sonatas y la Bagatelle en Sol, en las que parece enviar una mano, o voz, fuera del alcance de la otra, tocando en los extremos de la distancia tonal y al mismo tiempo enfatizando su conexión al cuerpo que las une. No se puede evitar tener la imagen de dos voces, separadas pero unidas en un cuerpo común de trabajo.

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